ABSTRACT

Los orígenes de la tiranía son explorados en zonas infantiles del funcionamiento psíquico del tirano, pero también en el niño y en el bebé tiranos. La tiranía revela lógicas arcaicas entrelazadas con lógicas edípicas. Está presente en un mundo anal. El tirano intenta destruir un objeto interno de aquél al que somete a fin de retomar su sitio, trasladando al otro sus propias angustias y afectos, que no puede tolerarlos. La víctima del tirano se convierte en un « contenedor de afecto ». La tiranía ataca la parentalidad, en el mundo interno del sujeto y en el vínculo con los objetos externos. Fácilmente se desliza de la esfera íntima al espacio público y social. Al niño que fastidia hasta la saciedad, la tiranía le oculta la búsqueda de objeto. Ella también responde a la herencia narcisista y fantasmática del cual el niño es el objeto, herencia que denuncia y concreta a la vez. Del mismo modo manifiesta el fracaso del trabajo de integración de la destructividad, trabajo debido ante todo al objeto. La tiranía hunde sus raíces en el mundo infantil, pero también en la experiencia del bebé, en el odio ordinario y extra-ordinario que moviliza al bebé, y en los fracasos de la parentalidad. La tiranía se manifiesta y se organiza en los surcos del desamparo que se vuelve violencia, cuando el desamparo no es escuchado ni tenido en cuenta.